Escucho el sonido de las teclas a medida de que las ideas van avanzando en mi mente, le busco la forma adecuada y en milesimas de segundo las traspaso a la pantalla. Hoy dejé el papel y el lápiz aparte, quería sentirme grande. Coloqué la mesa con el ordenador encima, en línea paralela con la ventana. Calculé la luz exacta, quité el reloj de la pared, dos velitas en cada extremo de la mesa y un Gintonic a la derecha, más bien cerca. Cogí la silla perfecta, ni demasiado grande ni demasiado pequeña y me senté totalmente erguida, coloqué mi brazo en la rodilla y mi mano en la barbilla, ¡ya tenía la posición perfecta!.
Como en esas peliculas donde un chico llega a su casa y comienza a escribir sin pausa, despues de horas sigue escribiendo, la luna ya se deja ver por la ventana... y sigue escribiendo. Esa tarde ha conocido ha una chica , diferente, especial, su musa ahora. Una mirada y ha hecho de él una persona nueva, un gran escritor es ahora, despues de meses centrado en su novela y al borde de la histeria, hoy la termina en un dia y todo gracias a ella.
Tengo un defecto, dejo volar demasiado mi imaginación y me pierdo... debo centrarme en lo realmente importante, mi historia. ¡Un segundo! ¿Qué historia
¿Qué yo no conocí un chico esta tarde?, ¿Qué no se me ha presentado la inspiración en persona? ¿ O la estupidez de la posición perfecta?.
Me bebo la copa y salgo por la puerta.
Con papel y lápiz, sí, con ese cuadernito que usaba cuando aún tenía los trece y el sabor frio aún en mi boca.
Ando por la calles sin rumbo,¡ Sí! esta sensación si me encanta. ¡ Ya tengo mi historia! y que fácil ha sido , solo he tenido que ser yo misma, dejar de lado imitaciones ridiculas o rollos de pelicula. Seguiré añadiendole páginas a mi cuaderno...
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