Eres como una droga que inyecto en mi sangre,una mezcla entre amor y odio, mi mayor enfermedad y mi única cura, el mal que me hace perder la cordura, y a la vez calma mi locura. Todo tan contraprudecente, pero tan inevitable. Posees un magnetismo hacia mi cuerpo desenfrenable, y en mi mente una rabia hacia ti inigualable. A veces te mordería, otras en cambio te abrazaría durante toda la noche, para volver a olvidarte cada mañana. Me haces perder el control y solo fijarme en tu mirada. Escondo mi deseo detrás de mi rostro, sé que a ti no puedo engañarte aún así siempre lo intento. Acabo perdiendo. Almas negras bajo la luna llena y vuelves a dejar que me llueva...
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